sábado, septiembre 08, 2012
Capital Humano para Tarapacá
La región de Tarapacá vive uno de sus mejores momentos. Tiene una serie de indicadores envidiables, entre los que destacan las inversiones públicas y privadas, las bajas tasas de cesantía y la explosión demográfica.
Sin embargo, todos los analistas coinciden en que hay trabas estratégicas para lograr un desarrollo.Entre ellas identifican la falta de energía para los proyectos, especialmente mineros, la escasez de agua y la falta de capital humano.
En el caso del agua y la energía, dichas variables se superan con inversión y compromiso con el medio ambiente, puesto que nuestro desierto tiene niveles de radiación altísimos y con la energía se pueden habilitar plantas desaladoras y bombas que impulsen el líquido hasta los yacimientos cordilleranos.
Sin embargo, un tema pendiente y en el cual parece no haber solución es el relativo al capital humano. Los analistas consideran que no existe la suficiente masa crítica para administrar esta bonanza económica y los desafíos que plantea el desarrollo. En dicho contexto, los dardos apuntas especialmente a las universidades locales, las cuales no han sido capaces de asumir un liderazgo en temas de relevancia y menos aún lograr un prestigio o un posicionamiento relevante en algún área del conocimiento.
Tal escenario se agrava por las expectativas y proyecciones económicas de las nuevas generaciones, donde los que provienen de sectores medios apuntan a encontrar su futuro en la minería a través de carreras técnicas o capacitaciones específicas, mientras los de mayores ingresos desean emigrar a estudiar a universidades de prestigio ubicadas en Santiago.
No sólo hay escasez de capital humano, sino también fuga de talentos y está comprobado que los países exitosos tienen más emprendedores, más científicos y más innovadores, que obreros u operarios de faenas extractivas. Siempre será más rentable exportar tecnología y productos terminados que materia prima. Por lo mismo, nuestra región necesita con urgencia centros de innovación e investigación científica, así como también la necesaria independencia para decidir como invertir sus recursos por los millonarios ingresos que se generan en la región.
Y todo ello no por un trasnochado chauvinismo regionalista, sino por una respuesta estratégica ante un escenario que hoy es esplendoroso, pero que tiene alta volatilidad .
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