martes, septiembre 11, 2012

Emergencia en Tarapacá

Tarapacá es una de las regiones líderes en materia de prevención ante fenómenos de la naturaleza como terremotos y tsunami. Prueba de ello son las millonarias inversiones en sistemas de alerta, que van desde sistemas redundantes de comunicación y telefonía satelital, hasta sirenas e islas de seguridad, tanto para Iquique como para todas las comunas de la región. Asimismo, también se destaca a la región en materia de prevención, ya que fuimos pioneros en simulacros masivos tanto de día como de noche. Sin embargo, todo esto se fue por la borda frente a una contingencia real como la vivida recientemente tras el terremoto de Costa Rica. En dicha oportunidad primó el descontrol frente a una alerta de tsunami, lo que demostró que tanto la educación de la comunidad como la credibilidad de las autoridades a cargo de estos temas -dañada desde el 27F- aún está en proceso de construcción y resta mucho por trabajar. En efecto, los colegios evacuaron a zonas de seguridad y muchos apoderados entraron en pánico, acudiendo en sus autos a buscar a sus hijos a los colegios. Afortunadamente sólo hubo colapso vehicular y ningún herido, aunque los relatos de docentes y estudiantes fue que de milagro no los atropellaron. Este escenario real, y no el construido para un simulacro, debe servir como enseñanza e incluso puede ser más valido porque permitió conocer en tiempo real la reacción no sólo de la comunidad, sino también de las autoridades que en un momento de contingencia serán las encargados de guiar y tomar decisiones. Frente a este último punto y en virtud a lo visto, especialmente después del 27 de febrero, la emergencia se compone de una serie de variables que muchas veces más allá de la capacitación o la instrucción. Por lo mismo, hay una construcción conjunta de esta realidad que debe ser suplida mediante un entrenamiento constante tanto a nivel de conductas mecánicas como protecciones sicológicas. Los terremotos y cualquier fenómeno de la naturaleza junto con hacer más patente que nunca la fragilidad del ser humano, también son un recordatorio de la necesidad de mejorar los estándares de construcción y sus alternativas más allá de lo que diga una norma, junto con la elaboración de campañas preventivas y de educación que no deben estar basadas en el temor, sino que en la responsabilidad y en el trabajo solidario para el éxito.

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