El caso del sicópata Julio Pérez Silva fue tratado con el antiguo sistema procesal penal, lo cual permitió tener al sospechoso detenido durante cinco días en una celda de la comisaría de Alto Hospicio. Durante ese tiempo sus aprehensores no lo dejaron dormir para minar su rechazo inicial y se turnaron para someterlo a interrogatorios. Gracias a ello el último día y cuando debían entregarlo a Gendarmería confesó y junto al magistrado y detectives el sujeto llevó a sus captores a las zonas donde estaban los cuerpos de las niñas.
Los policías que participaron en los procedimientos fueron los oficiales Guillermo Valenzuela, Jorge Ramírez y Edgardo Spencer Cruzat, junto a los carabineros Juan Carlos Orellana y Manuel Aravena Reyes.
Tras la detención y el escándalo, todo el alto mando de Carabineros y de la PDI en la región fue llamado a retiro, dado que durante años afirmaban que las niñas estaban vivas y dedicadas a la prostitución en otras partes del país.
El sicópata acusó a sus captores de inculparlos, lo cual se investigó y fue descartado. También se rechazaron otras teorías que quiso imponer Julio Pérez en torno a un complot por tráfico de personas, a lo cual incluso agregó una supuesta relación amorosa con Bárbara.
Los especialistas concuerdan en que los sicópatas son manipuladores y no tienen sentimientos.
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