domingo, octubre 09, 2011

El maldito rumor

Entre septiembre de 1998 y octubre de 2001 Iquique y Alto Hospicio vivía en la incertidumbre. Había una serie de homicidios de mujeres sin resolver y varias jovencitas estaban desaparecidas.

Como periodista conocí desde el día cero la historia de cada uno de los casos, en especial cuando las madres y padres daban a conocer la desaparición de sus hijas.
Sin embargo, la sociedad y las autoridades en vez de apoyar a esas personas, las estigmatizaron y denostaron, tanto en forma privada como públicamente. Lo anterior tuvo como único razonamiento la discriminación debido a la condición humilde de las víctimas.
Gracias a una portada del diario La Estrella que dio cuenta de las desapariciones y la eventual presencia de un homicida en serie, las autoridades reaccionaron y se formaron equipos especializados, los cuales no fueron capaces de lograr avances y respondieron como es habitual cuando el trabajo no se hace bien: culpar a otros y buscar excusas.
Todo terminó gracias a la valentía de una niña de 13 años que logró sobrevivir al ataque del sicópata y brindar su testimonio, al cual luego se sumaron las pericias tanatológicas y pericias científicas que lograron esclarecer los hechos y encarcelar al culpable.
A diez años de esa tragedia parece que no hemos aprendido nada, puesto que el tema de la inseguridad ciudadana sigue liderando los ranking y el rumor terminó por mellar el espíritu de la persona que permitió resolver el caso y llevar tranquilidad a los familiares de las víctimas.
A diez años de la tragedia las familias aún no encuentran consuelo y deben lidiar con las desafortunadas declaraciones que cada cierto tiempo filtra el sicópata Julio Pérez, quien desde la cárcel levanta las más insólitas teorías de complot. El tema quedó claro y se investigó científicamente una y otra vez. El tipo es culpable y la justicia así lo determinó.
Sin embargo, alguna gente parece que no aprende y da vida a rumores que dañan, tal como le sucedió a la menor que sobrevivió al ataque y que debió soportar los más increíbles cuestionamientos. Como ella no quiso adoptar una postura de heroína, la criticaron. Lo mismo le pasa a las familias de las niñas, quienes incluso deben soportar rayados inverosímiles en los libros de condolencias que siguen dispuestos en el Cementerio Nº3.
El rumor es una mezcla venenosa de mentiras, especulaciones y por lo general sus autores carecen de inteligencia, puesto que cualquier persona normal piensa antes de hablar.
Hoy se cumplen 10 años de los hallazgos y ojalá todos tengan la deferencia y empatía necesaria con los familiares y la víctima sobreviviente. Ellos merecen el respaldo y apoyo de todos, puesto que como sociedad estamos en deuda.

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